«¡Todo
en orden!», dijo el asistente, dándole la señal al operador. Las puertas del invernadero
se abrieron. La góndola se puso en marcha e inició el sinuoso recorrido. El
olor a hojas de pino y musgo incendió los pulmones de los enfermos. Cuando
llegaron al final del bosque, estaban curados.
Este relato fue mi
primera participación en el estupendo blog literario Cincuenta palabras, en el
cual fue publicado el 17 de junio de 2015.
2 comentarios:
Ojala siga desarrollando mas como este, ha sido de mi total agrado su blog. Esperemos seguir leyendole :)
Una sanadora y aromática maravilla de cincueta palabras.
Me encantó, VICENTE.
Cariños,
Mariángeles
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