Niki Jumpei es un maestro de escuela aficionado a la entomología que,
aprovechando la temporada vacacional, viaja a una playa cercana con la
esperanza de identificar a una nueva especie de escarabajo. Al llegar a este
destino, se adentra en el territorio de las dunas hasta encontrar un pequeño y
aislado pueblo de pescadores.
Habiendo perdido el último tren de la jornada, es convencido por uno de
los habitantes para pasar la noche en una de las viviendas de la población.
Esta casa, como muchas de la aldea, se asienta en el fondo de un cráter formado
por las dunas. Un embudo de arena con una escalera de cuerdas de paja como
único medio para descender.
Una vez en el fondo, el aspecto que presenta la vivienda es desolador. Las
paredes de la casa están en franca decadencia, al igual que el piso y los demás
elementos que la integran. En ella vive su propietaria, una joven y enigmática
mujer.
La mujer es viuda, y le explica a su huésped que su marido e hijo
murieron el año anterior a causa de un huracán. Tras darle de cenar, la mujer sale
de la morada para entregarse a la tarea que consume la mayor parte de su tiempo:
excavar una y otra vez la arena que amenaza con cubrir la casa.
Esa noche, el profesor se entera de la situación de su anfitriona. La casa,
junto a muchas otras, es parte de una muralla que impide que el pueblo sea
devorado por las dunas. La arena recolectada durante la noche es subida desde
el fondo del pozo por varios pobladores, empleando botes y sogas. Como
compensación y utilizando el mismo método, los encargados hacen descender agua
y comida para la viuda. La mujer ha nacido y vivido bajo las normas del pueblo,
y no lucha contra su velada esclavitud porque desconoce el concepto de
libertad.
A la mañana siguiente, Jumpei trata de irse mientras la mujer duerme. Sin
embargo, lleno de terror, descubre que la escalera ha desaparecido. Después de algunos
malogrados intentos, se dará cuenta de que no hay escapatoria posible.
Kôbô Abe nos entrega en esta novela una obra maestra, adaptada con gran
éxito al cine en 1964, que se adentra en el territorio kafkiano y cuyo
desenlace evoca el de «1984» de George Orwell. Narrada entre las dunas, con la
arena como el límite móvil que lo asfixia todo y nunca deja de caer.
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