«Aquí está», expresó, aliviado. De
un tirón, extrajo la chaqueta de piel del guardarropa y se la puso. «Las gafas
van perfecto», pensó el ladrón, mirándose sonriente en el espejo. Sólo dos
casas más y su atuendo estaría completo. En el suelo, el cadáver del famoso rockero
comenzaba a enfriarse.
Mi sexta historia participante en
el blog literario Cincuenta palabras. Publicada
el 10 de noviembre de 2015.
0 comentarios:
Publicar un comentario