Incrédula, la puerta cruzó las
luces, subió el hombre y encendió los peldaños de la escalera. Dentro de su
mujer, la ducha se reía a carcajadas bajo el cuarto de baño. La ventana estaba
deshecha, aún tibia. Había camas regadas por el suelo. Las ropas estaban empañadas.
Lamentablemente, todo encajaba.
Duodécima participación en el
blog literario Cincuenta palabras. Publicada el 21 de mayo de 2016.