Cambian su dirección de vuelo
cuando el líder lo indica. Basta el movimiento de una de sus piernitas y la bandada
entera rectifica el rumbo, esbozando contra el cielo un garabato. La comunidad
científica no sale de su asombro. La cigüeña ha perdido su empleo. Los bebés
tienen alas propias.
Décima participación en el blog
literario Cincuenta palabras. Publicada el 17 de marzo de 2016.